Juan Rulfo
(México, 1918-1986)
Talpa
Originalmente publicado en la revista América
Nº 62, enero, 1950
(El llano en llamas, 1953)
Natalia se metió entre los brazos de su madre y lloró largamente allí con un llanto quedito. Era un llanto aguantado por muchos días, guardado hasta ahora que regresamos a Zenzontla y vio a su madre y comenzó a sentirse con ganas de consuelo.
Sin embargo, antes, entre los trabajos de tantos días difíciles, cuando tuvimos que enterrar a Tanilo en un pozo de la tierra de Talpa, sin que nadie nos ayudara, cuando ella y yo, los dos solos, juntamos nuestras fuerzas y nos pusimos a escarbar la sepultura desenterrando los terrones con nuestras manos —dándonos prisa para esconder pronto a Tanilo dentro del pozo y que no siguiera espantando ya a nadie con el olor de su aire lleno de muerte—, entonces no lloró.
Ni después, al regreso, cuando nos vinimos caminando de noche sin conocer el sosiego, andando a tientas como dormidos y pisando con pasos que parecían golpes sobre la sepultura de Tanilo. En ese entonces, Natalia parecía estar endurecida y traer el corazón apretado para no sentirlo bullir dentro de ella. Pero de sus ojos no salió ninguna lágrima.
Vino a llorar hasta aquí, arrimada a su madre; sólo para acongojarla y que supiera que sufría, acongojándonos de paso a todos, porque yo también sentí ese llanto de ella dentro de mí como si estuviera exprimiendo el trapo de nuestros pecados.
Porque la cosa es que a Tanilo Santos entre Natalia y yo lo matamos. Lo llevamos a Talpa para que se muriera. Y se murió. Sabíamos que no aguantaría tanto camino; pero, así y todo, lo llevamos empujándolo entre los dos, pensando acabar con él para siempre. Eso hicimos.
La idea de ir a Talpa salió de mi hermano Tanilo. A él se le ocurrió primero que a nadie. Desde hacía años que estaba pidiendo que lo llevaran. Desde hacía años. Desde aquel día en que amaneció con unas ampollas moradas repartidas en los brazos y las piernas. Cuando después las ampollas se le convirtieron en llagas por donde no salía nada de sangre y sí una cosa amarilla como goma de copal que destilaba agua espesa. Desde entonces me acuerdo muy bien que nos dijo cuánto miedo sentía de no tener ya remedio. Para eso quería ir a ver a la Virgen de Talpa; para que Ella con su mirada le curara sus llagas. Aunque sabía que Talpa estaba lejos y que tendríamos que caminar mucho debajo del sol de los días y del frío de las noches de marzo, así y todo quería ir. La Virgencita le daría el remedio para aliviarse de aquellas cosas que nunca se secaban. Ella sabía hacer eso: lavar las cosas, ponerlo todo nuevo de nueva cuenta como un campo recién llovido. Ya allí, frente a Ella, se acabarían sus males; nada le dolería ni le volvería a doler más. Eso pensaba él.
Y de eso nos agarramos Natalia y yo para llevarlo. Yo tenía que acompañar a Tanilo porque era mi hermano. Natalia tendría que ir también, de todos modos, porque era su mujer. Tenía que ayudarlo llevándolo del brazo, sopesándolo a la ida y tal vez a la vuelta sobre sus hombros, mientras él arrastrara su esperanza.
Yo ya sabía desde antes lo que había dentro de Natalia. Conocía algo de ella. Sabía, por ejemplo, que sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol del mediodía, estaban solas desde hacía tiempo. Ya conocía yo eso. Habíamos estado juntos muchas veces; pero siempre la sombra de Tanilo nos separaba: sentíamos que sus manos ampolladas se metían entre nosotros y se llevaban a Natalia para que lo siguiera cuidando. Y así sería siempre mientras él estuviera vivo.
Yo sé ahora que Natalia está arrepentida de lo que pasó. Y yo también lo estoy; pero eso no nos salvará del remordimiento ni nos dará ninguna paz ya nunca. No podrá tranquilizarnos saber que Tanilo se hubiera muerto de todos modos porque ya le tocaba, y que de nada había servido ir a Talpa, tan allá, tan lejos; pues casi es seguro de que se hubiera muerto igual allá que aquí, o quizás tantito después aquí que allá, porque todo lo que se mortificó por el camino, y la sangre que perdió de más, y el coraje y todo, todas esas cosas juntas fueron las que lo mataron más pronto. Lo malo está en que Natalia y yo lo llevamos a empujones, cuando él ya no quería seguir, cuando sintió que era inútil seguir y nos pidió que lo regresáramos. A estirones lo levantábamos del suelo para que siguiera caminando, diciéndole que ya no podíamos volver atrás.
“Está ya más cerca Talpa que Zenzontla.” Eso le decíamos. Pero entonces Talpa estaba todavía lejos; más allá de muchos días.
Lo que queríamos era que se muriera. No está por demás decir que eso era lo que queríamos desde antes de salir de Zenzontla y en cada una de las noches que pasamos en el camino de Talpa. Es algo que no podemos entender ahora; pero entonces era lo que queríamos me acuerdo muy bien.
Me acuerdo de esas noches. Primero nos alumbrábamos con ocotes. Después dejábamos que la ceniza oscureciera la lumbrada y luego buscábamos Natalia y yo la sombra de algo para escondernos de la luz del cielo. Así nos arrimábamos a la soledad del campo, fuera de los ojos de Tanilo y desaparecidos en la noche. Y la soledad aquella nos empujaba uno al otro. A mí me ponía entre los brazos el cuerpo de Natalia y a ella eso le servía de remedio. Sentía como si descansara; se olvidaba de muchas cosas y luego se quedaba adormecida y con el cuerpo sumido en un gran alivio.
Siempre sucedía que la tierra sobre la que dormíamos estaba caliente. Y la carne de Natalia, la esposa de mi hermano Tanilo, se calentaba en seguida con el calor de la tierra. Luego aquellos dos calores juntos quemaban y lo hacían a uno despertar de su sueño. Entonces mis manos iban detrás de ella; iban y venían por encima de ese como rescoldo que era ella; primero suavemente, pero después la apretaban como si quisieran exprimirle la sangre. Así una y otra vez, noche tras noche, hasta que llegaba la madrugada y el viento frío apagaba la lumbre de nuestros cuerpos. Eso hacíamos Natalia y yo a un lado del camino de Talpa, cuando llevamos a Tanilo para que la Virgen lo aliviara.
Ahora todo ha pasado. Tanilo se alivió hasta de vivir. Ya no podrá decir nada del trabajo tan grande que le costaba vivir, teniendo aquel cuerpo como emponzoñado, lleno por dentro de agua podrida que le salía por cada rajadura de sus piernas o de sus brazos. Unas llagas así de grandes, que se abrían despacito, muy despacito, para luego dejar salir a borbotones un aire como de cosa echada a perder que a todos nos tenía asustados.
Pero ahora que está muerto la cosa se ve de otro modo. Ahora Natalia llora por él, tal vez para que él vea, desde donde está, todo el gran remordimiento que lleva encima de su alma. Ella dice que ha sentido la cara de Tanilo estos últimos días. Era lo único que servía de él para ella; la cara de Tanilo, humedecida siempre por el sudor en que lo dejaba el esfuerzo para aguantar sus dolores. La sintió acercándose hasta su boca, escondiéndose entre sus cabellos, pidiéndole, con una voz apenitas, que lo ayudara. Dice que le dijo que ya se había curado por fin; que ya no le molestaba ningún dolor. Ya puedo estar contigo, Natalia. Ayúdame a estar contigo", dizque eso le dijo.
Acabábamos de salir de Talpa, de dejarlo allí enterrado bien hondo en aquel como surco profundo que hicimos para sepultarlo.
Y Natalia se olvidó de mí desde entonces. Yo sé cómo le brillaban antes los ojos como si fueran charcos alumbrados por la luna. Pero de pronto se destiñeron, se le borró la mirada como si la hubiera revolcado en la tierra. Y pareció no ver ya nada. Todo lo que existía para ella era el Tanilo de ella, que ella había cuidado mientras estuvo vivo y lo había enterrado cuando tuvo que morirse.
Tardamos veinte días en encontrar el camino real de Talpa. Hasta entonces habíamos venido los tres solos. Desde allí comenzamos a juntarnos con gente que salía de todas partes; que había desembocado como nosotros en aquel camino ancho parecido a la corriente de un río, que nos hacía andar a rastras, empujados por todos lados como si nos llevaran amarrados con hebras de polvo. Porque de la tierra se levantaba, con el bullir de la gente, un polvo blanco como tamo de maíz que subía muy alto y volvía a caer; pero los pies al caminar lo devolvían y lo hacían subir de nuevo; así a todas horas estaba aquel polvo por encima y debajo de nosotros. Y arriba de esta tierra estaba el cielo vacío, sin nubes, sólo el polvo; pero el polvo no da ninguna sombra.
Teníamos que esperar a la noche para descansar del sol y de aquella luz blanca del camino.
Luego los días fueron haciéndose más largos. Habíamos salido de Zenzontla a mediados de febrero, y ahora que comenzaba marzo amanecía muy pronto. Apenas si cerrábamos los ojos al oscurecer, cuando nos volvía a despertar el sol el mismo sol que parecía acabarse de poner hacía un rato.
Nunca había sentido que fuera más lenta y violenta la vida como caminar entre un amontonadero de gente; igual que si fuéramos un hervidero de gusanos apelotonados bajo el sol, retorciéndonos entre la cerrazón del polvo que nos encerraba a todos en la misma vereda y nos llevaba como acorralados. Los ojos seguían la polvarera; daban en el polvo como si tropezaran contra algo que no se podía traspasar. Y el cielo siempre gris, como una mancha gris y pesada que nos aplastaba a todos desde arriba. Sólo a veces, cuando cruzábamos algún río, el polvo era más alto y más claro. Zambullíamos la cabeza acalenturada y renegrida en el agua verde, y por un momento de todos nosotros salía un humo azul, parecido al vapor que sale de la boca con el frío. Pero poquito después desaparecíamos otra vez entreverados en el polvo, cobijándonos unos a otros del sol de aquel calor del sol repartido entre todos.
Algún día llegará la noche. En eso pensábamos. Llegará la noche y nos pondremos a descansar. Ahora se trata de cruzar el día, de atravesarlo como sea para correr del calor y del sol. Después nos detendremos. Después. Lo que tenemos que hacer por lo pronto es esfuerzo tras esfuerzo para ir de prisa detrás de tantos como nosotros y delante de otros muchos. De eso se trata. Ya descansaremos bien a bien cuando estemos muertos.
En eso pensábamos Natalia y yo y quizá también Tanilo, cuando íbamos por el camino real de Talpa, entre la procesión; queriendo llegar los primeros hasta la Virgen, antes que se le acabaran los milagros.
Pero Tanilo comenzó a ponerse más malo. Llegó un rato en que ya no quería seguir. La carne de sus pies se había reventado y por la reventazón aquella empezó a salírsele la sangre. Lo cuidamos hasta que se puso bueno. Pero, así y todo, ya no quería seguir:
“Me quedaré aquí sentado un día o dos y luego me volveré a Zenzontla.” Eso nos dijo.
Pero Natalia y yo no quisimos. Había algo dentro de nosotros que no nos dejaba sentir ninguna lástima por ningún Tanilo. Queríamos llegar con él a Talpa, porque a esas alturas, así como estaba, todavía le sobraba vida. Por eso mientras Natalia le enjuagaba los pies con aguardiente para que se le deshincharan, le daba ánimos. Le decía que sólo la Virgen de Talpa lo curaría. Ella era la única que podía hacer que él se aliviara para siempre. Ella nada más. Había otras muchas Vírgenes; pero sólo la de Talpa era la buena. Eso le decía Natalia.
Y entonces Tanilo se ponía a llorar con lágrimas que hacían surco entre el sudor de su cara y después se maldecía por haber sido malo. Natalia le limpiaba los chorretes de lágrimas con su rebozo, y entre ella y yo lo levantábamos del suelo para que caminara otro rato más, antes que llegara la noche.
Así, a tirones, fue como llegamos con él a Talpa.
Ya en los últimos días también nosotros nos sentíamos cansados. Natalia y yo sentíamos que se nos iba doblando el cuerpo entre más y más. Era como si algo nos detuviera y cargara un pesado bulto sobre nosotros. Tanilo se nos caía más seguido y teníamos que levantarlo y a veces llevarlo sobre los hombros. Tal vez de eso estábamos como estábamos: con el cuerpo flojo y lleno de flojera para caminar. Pero la gente que iba allí junto a nosotros nos hacía andar más aprisa.
Por las noches, aquel mundo desbocado se calmaba. Desperdigadas por todas partes brillaban las fogatas y en derredor de la lumbre la gente de la peregrinación rezaba el rosario, con los brazos en cruz, mirando hacia el cielo de Talpa. Y se oía cómo el viento llevaba y traía aquel rumor, revolviéndolo, hasta hacer de él un solo mugido. Poco después todo se quedaba quieto. A eso de la medianoche podía oírse que alguien cantaba muy lejos de nosotros. Luego se cerraban los ojos y se esperaba sin dormir a que amaneciera.
Entramos a Talpa cantando el Alabado. Habíamos salido a mediados de febrero y llegamos a Talpa en los últimos días de marzo, cuando ya mucha gente venía de regreso. Todo se debió a que Tanilo se puso a hacer penitencia. En cuanto se vio rodeado de hombres que llevaban pencas de nopal colgadas como escapulario, él también pensó en llevar las suyas. Dio en amarrarse los pies uno con otro con las mangas de su camisa para que sus pasos se hicieran más desesperados. Después quiso llevar una corona de espinas. Tantito después se vendó los ojos, y más tarde, en los últimos trechos del camino, se hincó en la tierra, y así, andando sobre los huesos de sus rodillas y con las manos cruzadas hacia atrás, llegó a Talpa aquella cosa que era mi hermano Tanilo Santos; aquella cosa tan llena de cataplasmas y de hilos oscuros de sangre que dejaba en el aire, al pasar, un olor agrio como de animal muerto.
Y cuando menos acordamos lo vimos metido entre las danzas. Apenas si nos dimos cuenta y ya estaba allí, con la larga sonaja en la mano, dando duros golpes en el suelo con sus pies amoratados y descalzos. Parecía todo enfurecido, como si estuviera sacudiendo el coraje que llevaba encima desde hacía tiempo; o como si estuviera haciendo un último esfuerzo por conseguir vivir un poco más.
Tal vez al ver las danzas se acordó de cuando iba todos los años a Tolimán, en el novenario del Señor, y bailaba la noche entera hasta que sus huesos se aflojaban, pero sin cansarse. Tal vez de eso se acordó y quiso revivir su antigua fuerza.
Natalia y yo lo vimos así por un momento. En seguida lo vimos alzar los brazos y azotar su cuerpo contra el suelo, todavía con la sonaja repicando entre sus manos salpicadas de sangre. Lo sacamos a rastras, esperando defenderlo de los pisotones de los danzantes; de entre la furia de aquellos pies que rodaban sobre las piedras y brincaban aplastando la tierra sin saber que algo se había caído en medio de ellos.
A horcajadas, como si estuviera tullido, entramos con él en la iglesia. Natalia lo arrodilló junto a ella, enfrentito de aquella figurita dorada que era la Virgen de Talpa. Y Tanilo comenzó a rezar y dejó que se le cayera una lágrima grande, salida de muy adentro, apagándole la vela que Natalia le había puesto entre sus manos. Pero no se dio cuenta de esto; la luminaria de tantas velas prendidas que allí había le cortó esa cosa con la que uno se sabe dar cuenta de lo que pasa junto a uno. Siguió rezando con su vela apagada. Rezando a gritos para oír que rezaba.
Pero no le valió. Se murió de todos modos.
“... Desde nuestros corazones sale para Ella una súplica igual, envuelta en el dolor. Muchas lamentaciones revueltas con esperanza. No se ensordece su ternura ni ante los lamentos ni las lágrimas, pues Ella sufre con nosotros. Ella sabe borrar esa mancha y dejar que el corazón se haga blandito y puro para recibir su misericordia y su caridad. La Virgen nuestra, nuestra madre, que no quiere saber nada de nuestros pecados; que se echa la culpa de nuestros pecados; la que quisiera llevarnos en sus brazos para que no nos lastime la vida, está aquí junto a nosotros, aliviándonos el cansancio y las enfermedades del alma y de nuestro cuerpo ahuatado, herido y suplicante. Ella sabe que cada día nuestra fe es mejor porque está hecha de sacrificios...”
Eso decía el señor cura desde allá arriba del púlpito. Y después que dejó de hablar, la gente se soltó rezando toda al mismo tiempo, con un ruido igual al de muchas avispas espantadas por el humo.
Pero Tanilo ya no oyó lo que había dicho el señor cura. Se había quedado quieto, con la cabeza recargada en sus rodillas. Y cuando Natalia lo movió para que se levantara ya estaba muerto.
Afuera se oía el ruido de las danzas; los tambores y la chirimía; el repique de las campanas. Y entonces fue cuando me dio a mí tristeza. Ver tantas cosas vivas; ver a la Virgen allí, mero enfrente de nosotros dándonos su sonrisa, y ver por el otro lado a Tanilo, como si fuera un estorbo. Me dio tristeza.
Pero nosotros lo llevamos allí para que se muriera, eso es lo que no se me olvida.
Ahora estamos los dos en Zenzontla. Hemos vuelto sin él. Y la madre de Natalia no me ha preguntado nada; ni que hice con mi hermano Tanilo, ni nada. Natalia se ha puesto a llorar sobre sus hombros y le ha contado de esa manera todo lo que pasó.
Y yo comienzo a sentir como si no hubiéramos llegado a ninguna parte, que estamos aquí de paso, para descansar, y que luego seguiremos caminando. No sé para dónde; pero tendremos que seguir, porque aquí estamos muy cerca del remordimiento y del recuerdo de Tanilo.
Quizá hasta empecemos a tenernos miedo uno al otro. Esa cosa de no decirnos nada desde que salimos de Talpa tal vez quiera decir eso. Tal vez los dos tenemos muy cerca el cuerpo de Tanilo, tendido en el petate enrollado; lleno por dentro y por fuera de un hervidero de moscas azules que zumbaban como si fuera un gran ronquido que saliera de la boca de él; de aquella boca que no pudo cerrarse a pesar de los esfuerzos de Natalia y míos, y que parecía querer respirar todavía sin encontrar resuello. De aquel Tanilo a quien ya nada le dolía, pero que estaba como adolorido, con las manos y los pies engarruñados y los ojos muy abiertos como mirando su propia muerte. Y por aquí y por allá todas sus llagas goteando un agua amarilla, llena de aquel olor que se derramaba por todos lados y se sentía en la boca, como si se estuviera saboreando una miel espesa y amarga que se derretía en la sangre de uno a cada bocanada de aire.
Es de eso de lo que quizá nos acordemos aquí más seguido: de aquel Tanilo que nosotros enterramos en el camposanto de Talpa; al que Natalia y yo echamos tierra y piedras encima para que no lo fueran a desenterrar los animales del cerro.
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Redactar una noticia, analizando los acontecimientos, lo principal - ¿QUÈ PASÒ? –
Devoto de la Virgen de Talpan muere frente a su altar
El señor Tanilo acompañado de su esposa Natalia y su hermano fue en procesión a Talpan y falleció. Su hermano relata que Tanilo se encontraba muy enfermo, él creía que visitando a la Virgen de Talpan iba a curar sus heridas, aliviarlo del dolor y sanar completamente.
Tanilo, su esposa Natalia y su hermano salieron de su pueblo de nombre Zenzontla hacia Talpan, el recorrido duró aproximadamente un mes, salieron a mediados de Febrero y llegaron a Talpan en Marzo, durante la travesía se unieron aun grupo de personas que se dirigían hacia el mismo lugar, durante el recorrido, la salud de Tanilo se agravó, finalmente después de varios días de caminata llegaron a Talpan, Tanilo pudo llegar al altar de la Virgen, fue allí donde falleció, mientras el cura de la iglesia desde su pulpito pronunciaba su sermón y decía “... Desde nuestros corazones sale para Ella una súplica igual, envuelta en el dolor. Muchas lamentaciones revueltas con esperanza. No se ensordece su ternura ni ante los lamentos ni las lágrimas, pues Ella sufre con nosotros. Ella sabe borrar esa mancha y dejar que el corazón se haga blandito y puro para recibir su misericordia y su caridad. La Virgen nuestra, nuestra madre, que no quiere saber nada de nuestros pecados; que se echa la culpa de nuestros pecados; la que quisiera llevarnos en sus brazos para que no nos lastime la vida, está aquí junto a nosotros, aliviándonos el cansancio y las enfermedades del alma y de nuestro cuerpo ahuatado, herido y suplicante. Ella sabe que cada día nuestra fe es mejor porque está hecha de sacrificios...”.
Tanilo, relata su hermano ya no logró oír dicho sermòn, murió con la cabeza recargada en sus rodillas, cuando su esposa Natalia lo movió para que se levantara ya se encontraba sin vida.
Hoy su viuda Natalia se encuentra desconsolada, su hermano y ella se sienten culpables de haberlo animado para visitar a la virgen de Talpan para pedirle que lo curara de todos sus males.
viernes, 5 de octubre de 2007
RUBEN LANGLÉ UN OAXAQUEÑO DENTRO DE LA INVESTIGACIÓN
Es de conocimiento público que a la investigación no se le da la importancia que se debe, ya sea porque se considera “noticia” a otro tipo de información y el tema de la investigación bajo cualquier modalidad queda relegado a segundo, incluso tercer término. Es por ello que considero importante hablar un poco sobre éste personaje el maestro RUBÉN LANGLÉ.
Investigador activo del CIESAS, Médico veterinario zootecnista, cuenta con una maestría acredita por la UNAM, dentro del CIESAS ha llevado a cabo diversos programas de investigación como lo son: Sistemas de información geográfica (1999-2000), Perfiles indígenas de México, realizado en diferentes estados de la República mexicana, Proyecto de ordenamiento y conservación (Huayapan, Oaxaca), Estudios de conservación en comunidades de la cañada, bases de datos de los albergues del INI en los estados de Oaxaca y Puebla, Generó una base de datos de artesanías del Estado de Oaxaca en el periodo comprendido del año 2002 al 2004, entre otras investigaciones y estudios dentro de nuestro Estado.
Rubén Langlé es una persona sensible a los problemas sociales, su preocupación por nuestros indígenas y su labor dentro de la costa del istmo haciendo un trabajo de campo en varios proyecto para aumentar el nivel de vida y la productividad de sus habitantes, así como el impulso del desarrollo tanto económico, social y familiar de los hombres y mujeres de las comunidades en las que trabaja, denota una calidad humana que desborda en cada proyecto que inicia, siempre con la mente puesta a una mejora social y al aprovechamiento y conservación de los recursos naturales esto lo hace comprometerse más cada día.
Su trabajo le apasiona al grado de sacrificar a su familia ya que en palabras de él “la investigación de campo es mi casa al final del día”; uno de los proyecto que marcó un aspecto grande de su vida y ratificó su compromiso de seguir dentro de la investigación fue en el que creó la base de datos del INI, ya que para él una base de datos te dice demasiado en poquitos renglones, insiste que la creación de datos son la fuerza para la visualización e implementación de proyectos, ya que de ahí parte todo para que la información obtenida sea aprovechada de la mejor manera.
Al charlar con el Maestro Langlé puede uno notar ciertas características que hacen valer su personalidad, tiene un aspecto rudo, es imponente por su tamaño corporal y su mirada analítica, da gusto saber que existen éste tipo de personalidades rondando por nuestro lindo Estado, haciendo el bien sin esperar nada a cambio, creo yo que sólo los mantiene la satisfacción personal.
Se debe hacer de conocimiento público que en Oaxaca se produce investigación científica y muy bien realizada y debemos darle un espacio diario dentro de los medios masivos de comunicación a la difusión de éstos proyectos e investigaciones, para que el público conozca y reconozca a nuestros investigadores oaxaqueños, así creemos concienciad de la necesidad e importancia de éste tipo de investigación y de estos grandes seres humanos, personas extraordinarios con grandes conocimientos a quienes llamamos investigadores; a ellos les debemos muchos avances, son ellos a quienes realmente les importa nuestro Estado, el avance de él y de su gente que la habita.
Es por ello, que en éste medio abriremos un espacio a lo que se está realizando dentro del campo de la investigación oaxaqueña, hay que sentirnos orgullosos de nuestras costumbres y tenemos que difundirlas, pero también tenemos que sentirnos orgullosos de que existan investigadores oaxaqueños tan preparados y dedicados en cuerpo y alma a la realización de proyectos en el Estado.
Va un merecido reconocimiento a todos esos “héroes anónimos” que sin hacer mucho ruido su aportación a la sociedad oaxaqueña es incomparable y realmente magnífica.
Investigador activo del CIESAS, Médico veterinario zootecnista, cuenta con una maestría acredita por la UNAM, dentro del CIESAS ha llevado a cabo diversos programas de investigación como lo son: Sistemas de información geográfica (1999-2000), Perfiles indígenas de México, realizado en diferentes estados de la República mexicana, Proyecto de ordenamiento y conservación (Huayapan, Oaxaca), Estudios de conservación en comunidades de la cañada, bases de datos de los albergues del INI en los estados de Oaxaca y Puebla, Generó una base de datos de artesanías del Estado de Oaxaca en el periodo comprendido del año 2002 al 2004, entre otras investigaciones y estudios dentro de nuestro Estado.
Rubén Langlé es una persona sensible a los problemas sociales, su preocupación por nuestros indígenas y su labor dentro de la costa del istmo haciendo un trabajo de campo en varios proyecto para aumentar el nivel de vida y la productividad de sus habitantes, así como el impulso del desarrollo tanto económico, social y familiar de los hombres y mujeres de las comunidades en las que trabaja, denota una calidad humana que desborda en cada proyecto que inicia, siempre con la mente puesta a una mejora social y al aprovechamiento y conservación de los recursos naturales esto lo hace comprometerse más cada día.
Su trabajo le apasiona al grado de sacrificar a su familia ya que en palabras de él “la investigación de campo es mi casa al final del día”; uno de los proyecto que marcó un aspecto grande de su vida y ratificó su compromiso de seguir dentro de la investigación fue en el que creó la base de datos del INI, ya que para él una base de datos te dice demasiado en poquitos renglones, insiste que la creación de datos son la fuerza para la visualización e implementación de proyectos, ya que de ahí parte todo para que la información obtenida sea aprovechada de la mejor manera.
Al charlar con el Maestro Langlé puede uno notar ciertas características que hacen valer su personalidad, tiene un aspecto rudo, es imponente por su tamaño corporal y su mirada analítica, da gusto saber que existen éste tipo de personalidades rondando por nuestro lindo Estado, haciendo el bien sin esperar nada a cambio, creo yo que sólo los mantiene la satisfacción personal.
Se debe hacer de conocimiento público que en Oaxaca se produce investigación científica y muy bien realizada y debemos darle un espacio diario dentro de los medios masivos de comunicación a la difusión de éstos proyectos e investigaciones, para que el público conozca y reconozca a nuestros investigadores oaxaqueños, así creemos concienciad de la necesidad e importancia de éste tipo de investigación y de estos grandes seres humanos, personas extraordinarios con grandes conocimientos a quienes llamamos investigadores; a ellos les debemos muchos avances, son ellos a quienes realmente les importa nuestro Estado, el avance de él y de su gente que la habita.
Es por ello, que en éste medio abriremos un espacio a lo que se está realizando dentro del campo de la investigación oaxaqueña, hay que sentirnos orgullosos de nuestras costumbres y tenemos que difundirlas, pero también tenemos que sentirnos orgullosos de que existan investigadores oaxaqueños tan preparados y dedicados en cuerpo y alma a la realización de proyectos en el Estado.
Va un merecido reconocimiento a todos esos “héroes anónimos” que sin hacer mucho ruido su aportación a la sociedad oaxaqueña es incomparable y realmente magnífica.
Peregrino muere ante el altar de la Virgen de Talpan
El señor Tanilo acompañado de su esposa Natalia y su hermano fue en procesión a Talpan y falleció. Su hermano relata que Tanilo se encontraba muy enfermo, él creía que visitando a la Virgen de Talpan iba a curar sus heridas, aliviarlo del dolor y sanar completamente.
Tanilo, su esposa Natalia y su hermano salieron de su pueblo de nombre Zenzontla hacia Talpan, el recorrido duró aproximadamente un mes, salieron a mediados de Febrero y llegaron a Talpan en Marzo, durante la travesía se unieron aun grupo de personas que se dirigían hacia el mismo lugar, durante el recorrido, la salud de Tanilo se agravó, finalmente después de varios días de caminata llegaron a Talpan, Tanilo pudo llegar al altar de la Virgen, fue allí donde falleció, mientras el cura de la iglesia desde su pulpito pronunciaba su sermón y decía “... Desde nuestros corazones sale para Ella una súplica igual, envuelta en el dolor. Muchas lamentaciones revueltas con esperanza. No se ensordece su ternura ni ante los lamentos ni las lágrimas, pues Ella sufre con nosotros. Ella sabe borrar esa mancha y dejar que el corazón se haga blandito y puro para recibir su misericordia y su caridad. La Virgen nuestra, nuestra madre, que no quiere saber nada de nuestros pecados; que se echa la culpa de nuestros pecados; la que quisiera llevarnos en sus brazos para que no nos lastime la vida, está aquí junto a nosotros, aliviándonos el cansancio y las enfermedades del alma y de nuestro cuerpo ahuatado, herido y suplicante. Ella sabe que cada día nuestra fe es mejor porque está hecha de sacrificios...”.
Tanilo, relata su hermano ya no logró oír dicho sermòn, murió con la cabeza recargada en sus rodillas, cuando su esposa Natalia lo movió para que se levantara ya se encontraba sin vida.
Hoy su viuda Natalia se encuentra desconsolada, su hermano y ella se sienten culpables de haberlo animado para visitar a la virgen de Talpan para pedirle que lo curara de todos sus males.
Tanilo, su esposa Natalia y su hermano salieron de su pueblo de nombre Zenzontla hacia Talpan, el recorrido duró aproximadamente un mes, salieron a mediados de Febrero y llegaron a Talpan en Marzo, durante la travesía se unieron aun grupo de personas que se dirigían hacia el mismo lugar, durante el recorrido, la salud de Tanilo se agravó, finalmente después de varios días de caminata llegaron a Talpan, Tanilo pudo llegar al altar de la Virgen, fue allí donde falleció, mientras el cura de la iglesia desde su pulpito pronunciaba su sermón y decía “... Desde nuestros corazones sale para Ella una súplica igual, envuelta en el dolor. Muchas lamentaciones revueltas con esperanza. No se ensordece su ternura ni ante los lamentos ni las lágrimas, pues Ella sufre con nosotros. Ella sabe borrar esa mancha y dejar que el corazón se haga blandito y puro para recibir su misericordia y su caridad. La Virgen nuestra, nuestra madre, que no quiere saber nada de nuestros pecados; que se echa la culpa de nuestros pecados; la que quisiera llevarnos en sus brazos para que no nos lastime la vida, está aquí junto a nosotros, aliviándonos el cansancio y las enfermedades del alma y de nuestro cuerpo ahuatado, herido y suplicante. Ella sabe que cada día nuestra fe es mejor porque está hecha de sacrificios...”.
Tanilo, relata su hermano ya no logró oír dicho sermòn, murió con la cabeza recargada en sus rodillas, cuando su esposa Natalia lo movió para que se levantara ya se encontraba sin vida.
Hoy su viuda Natalia se encuentra desconsolada, su hermano y ella se sienten culpables de haberlo animado para visitar a la virgen de Talpan para pedirle que lo curara de todos sus males.
Historia de la Virgen de Talpan

HISTORIA DE LA VIRGEN DE TALPA
Sobre las imponentes montañas del noroeste del estado de Jalisco, en el occidente de México cruzado por la gran sierra madre occidental se encuentra el municipio de Talpa de Allende.
La cabecera es el poblado de Talpa situado en medio de un fértil valle rodeado de colinas siempre verde siempre apacible.
Talpa, el pueblo santuario que tiene como centro la basílica de nuestra señora del rosario, que es a lo largo del año punto del destino de grandes romerías que desde tiempos remotos se dan sita en Talpa de Allende.
Peregrinos de la región del occidente de México, del noroeste y asta de los Estados Unidos acuden a posarse a los pies de la milagrosa imagen, muchos de ellos después de recorrer a pie largas distancias a través de los difíciles caminos de esa región montañosa, sacrificios y privaciones que se ven compensados con la alegría que les da su fe al llegar al santuario para dar gracias a la pequeña imagen morena que tantas gracias derrama sobre sus hijos, que por mas de 3 siglos sigue impregnando a Talpa con el deseo de cumplir sus mandas y promesas sus plegarias, cantos y alabanzas.
Los habitantes de Talpa reciben a los peregrinos con los brazos abiertos, su espirito de hospitalidad le a dado a Talpa el titulo de santuario de fe.
Sus viejas construcciones, sus casas de teja roja, sus muros de adobe, sus largos y acogedores portales, sus balcones, el monumento a cristo rey y la imponente basílica con sus altas torres apuntando hacia el cielo azul del valle, así es Talpa, el inolvidable rincón de Jalisco donde se venera uno de las imágenes de María santísima más milagrosas de México: Nuestra señora del rosario mejor conocida como la Virgen de Talpa.
HISTORIA
El origen de la imagen de la virgencita milagrosa, se remonta al siglo 16 en algún pueblo de Michoacán de esos que rodeaba al lago de Páscuaro hecha de material de caña de maíz aunque no se precisa que tallos fueron usados ya que por la renovación es muy difícil saber el nombre de la materia prima.
Ningún documento hace saber el nombre del autor de esta sagrada escultura sin embargo el documento de: “La auténtica” requiere que la imagen procede de manos poco conocedoras de la anatomía humana, de ahí que se crea que el escultor fue un indio Purepecha que supo imprimir en la imagen gracia y delicadeza inspirado tal vez por su amor a la santísima Virgen.
La escultura realizada por el anónimo indígena, apenas media 38 centímetros y gozaba de angelical belleza, por un rostro que brotaba tranquilidad infinita representando a maría santísima.
Asta el pueblo de Santiago de Tlalpa fundado por los conquistadores españoles, luego de descubrir ricos yacimientos minerales, llegó el sacerdote Manuel de san Martín acudiendo al llamado de los colonizadores para que atendiera sus necesidades espirituales y catequizara a los naturales, este sacerdote fue quién a su paso por los los pueblos ribereños del lago de Páscuaro adquirió la pequeña imagen y la llevó asta Tlalpa la escultura representaba a la santísima virgen con el niño en brazos era entonces la clásica advocación de: Santa María de Jesús, nuestra señora de la rosa o del rosario. Instalado el padre san Martin y con la cooperación de los ricos mineros y los naturales, edificó una humilde capilla con paredes de adobe techo de paja y el altar de piedras naturales que es donde se colocó a la pequeña imagen.
Sucedió que los españoles en su afán de explorar la región a principios del siglo 17, descubrieron un nuevo material en los Reyes Postotipac lo cual motivó la emigración tanto de titulares como de naturales dejando casi en total abandono a Tlalpa y sus minas, quedándose solamente aquellos colonos que se dedicaban a la agricultura y ganadería.
Fue así como el padre San Martín también abandonó Tlalpa llevándose con él aquella imagen de la virgen de santa María de la rosa o del rosario.
Los ricos minerales atrajeron a más mineros convirtiendo a los Reyes en un próspero y floreciente lugar lo cual provocó que el sacerdote construyera una nueva y más amplia capilla.
Para el nuevo templo, el padre san Martín encargó una imagen de tamaño natural de la virgen María, misma que fue traída a lomo de mula custodiada por un grupo de hombres colocándola luego en el altar principal, así, la imagen de caña fue cambiada a un altar lateral quedando casi olvidada e inadvertida por los fieles de lugar.
Pero había un indígena llamado Diego Felipe que no se olvidó de ella, y no se sabe como se la llevó a su casa, levanto un altar donde la familia le rezaba.
Según el documento de: -La autentica- se sabe que siendo ya viejo el indio Diego Felipe, recibió un día la visita de su hermano menor que vivía en Tlalpa y temeroso de que la muerte lo sorprendiera decidió regalársela a su hermano diciéndole que le tuviera a la imagen una gran veneración ya que ella lo había salvado de muchos peligros, le había también concedido muchos favores.
Así la imagen retornó a Tlalpa, pasaron los años y ya en la vejez el indígena llamó a su hijo mayor llamado Francisco Miguel y le entregó la imagen para que la llevara a su pueblo que era Talpa ya en la capilla quedó junto al patrón del pueblo que era el apóstol Santiago.
Los encargados de cuidar el arreglo y el aseo del modesto templo, eran los descendientes del indio Diego Felipe entre ellos su nieta María Tenache.
El sacerdote era párroco de Guachinango y solo visitaba Talpa unas veces al año. Así pasaron los años y casi nadie se daba cuenta de que la pequeña imagen se estaba deteriorando por causa de los insectos y la humedad perdiendo su belleza primitiva y por eso la gente le fue perdiendo devoción quedando su rostro y su cuerpo cada día mas maltratados.
En el mes de agosto de 1644 se prepararon las fiestas patronales de la virgen de -la limpia concepción- y del apóstol Santiago, protectores de Talpa celebraciones que llenaban de entusiasmo a los feligreses fue entonces cuando el sacerdote Pedro Rubio Félix dirigió su mirada al altar mayor y en medio de las flores y adornos encontró que algunas imágenes, un crucifijo y la virgen, estaban viejas y destruidas y pasadas las fiestas antes de abandonar el lugar, encomendó que aquellas imágenes fueran envueltas en lienzos y sepultadas con todo respeto en un hoyo que harían en la sacristía de la iglesia.
Cuenta la historia que el indio Francisco Miguel que había trasladado a la imagen de Los Reyes a Talpa, y su hija María Tenache encargada de cuidar los objetos del culto, cumplieron las órdenes del párroco, era el 18 de septiembre de 1644. Solo faltaba el sepelio o inhumación de las imágenes viejas que estaban en el altar del templo y entre ellas estaba la de la virgen hecha de pulpa de caña.
Conforme a las disposiciones del señor cura, se abrió en el piso un hoyo dejando todo listo para que María Tenache sepultara las imágenes.
A las primeras horas del 19 de septiembre, María Tenache, su padre y otras personas se dirigieron a la iglesia. Serían las 10 u 11 de la mañana, cuando María y sus acompañantes llegaron al templo, se dirigió altar, retirando las flores para quitar las imágenes viejas que deberían sepultar.
Tomó unos lienzos para envolver las esculturas primero la imagen de Jesús crucificado
Envolviéndolo con cuidado y colocándolo en el hoyo luego cuando extendió sus brazos para tomar a la virgen del rosario, es ese momento esta se revistió de una luz vivísima y de un resplandor intenso y deslumbrante la santísima señora se revistó de poder como si hubiera sido tocada por el altísimo. María Tenache sintiéndose sin fuerzas por la impresión cayó al suelo desmayada, los demás indígenas sorprendidos le preguntaron que le pasaba, María respondió: “La virgen despedazada estaba echando resplandores”.
Ese día se escucharon en el sagrado recinto, llantos, oraciones, cantos, expresiones de admiración entre los presentes y nadie se atrevió a tocar la bendita imagen y muy pronto, el altar estuvo lleno de flores y las campanas anunciaron el milagro repicando solas.
Después pusieron a los pies dela virgen los dos únicos cabos de vela que encontraron, pensando que lo más oportuno sería informar al padre Pedro Rubio Félix de tan gran suceso y precisamente fue Francisco Miguel el encargado de ir a buscar al padre quien le ordena regresar a Talpa encargándole que tuviera mucho cuidado con la imagen.
El padre Rubio Félix se dirigió a Mascota a solicitar que autoridades civiles; un notario y vecinos principales entre naturales y españoles, lo acompañaran a Talpa a dar testimonio de aquel milagro.
Al llegar al lugar de los hechos después de mirar a la virgen por un largo rato, el notario tomo a la imagen en sus manos para verificar con el tacto lo que sus ojos miraban, tocó la escultura y con gran sorpresa comprobó que era nueva, maciza y pesada, con gran cuidado volvió a ponerla sobre el altar postrándose ante ella para hacer oración. Una vez que terminó, salió del templo reunió a los principales del pueblo y dispuso lo necesario para celebrar aquella tarde, solemnes vísperas y al día siguiente una fiesta de acción de gracias.
Ese día muy de mañana se reunieron todos los fieles para entonar ala virgen santa madre de dios la alabanza ante la primera solemnidad celebrada quiso la virgen obrar un segundo milagro, las velas que habían puesto los naturales no se habían gastado ni consumido aunque ya habían pasado 3 días.
Así fue como desde el 22 de septiembre la imagen renovada fue puesta en el altar principal de aquella iglesia tomando así el lugar de la limpia concepción de María y del apóstol Santiago cabe señala que en ese entonces no se pensaba que la virgen del rosario fuera la patrona del pueblo esto fue obra de los años y de las generaciones posteriores.
Durante su estancia en talpa, el Padre Rubio Félix celebraba diariamente el santo sacrificio a los pies de la imagen renovada encendiendo cada vez aquellos cabos de vela.
El documento conocido como: La auténtica donde quedaron escritos los relatos y testimonios de los que vivieron de cerca el milagro mismos que fueron debidamente notariados, se encuentran en una tabla que se encuentra en la sacristía de la iglesia de talpa para perpetuar los hechos ocurridos y que no fueran alterados por la fantasía o imaginación humana, este documento después de varia copias quedó destruido por los avatares del tiempo.
A pesar de que ya han pasado muchos años, La Virgen de Talpa no pierde su popularidad y cada vez aumenta más el número de creyentes que llegan de todas partes incluyendo la unión americana.
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Entrevista con Luis Felipe Rodríguez Jorge
Luis Felipe Rodríguez Jorge es una especie de ginecólogo celestial. Aunque también podría ser uno de los primeros seres humanos en entrar en contacto con una civilización extraterrestre. Por lo pronto, es el iniciador en nuestro país de la radioastronomía, y realiza investigación de vanguardia sobre el nacimiento de las estrellas.
Egresado de la UNAM, hizo su doctorado en Astronomía en la Universidad de Harvard, en donde realizó años después su principal contribución a la ciencia: descubrió la primera fuente superlumínica en nuestra Galaxia, por lo que es reconocido como el astrónomo de un país en desarrollo más citado de la historia.
Estas fuentes superlumínicas expulsan nubes de gas que parecen moverse más rápido que la luz. Su estudio ha proporcionado información nueva sobre los procesos físicos en la cercanía de un hoyo negro, así como la naturaleza de las expulsiones relativistas (esto es, con velocidades cercanas a la de la luz) en el Cosmos.
Divulgador de la ciencia de gran éxito, tiene la mente abierta para tratar de entender los fenómenos sociales alrededor de la supuesta existencia de OVNIS, así como otros enigmas que fascinan a todo tipo de sociedades.
Nació en Mérida, y es investigador en el Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, situado en Morelia, del cual fue fundador y primer director. Pertenece al Consejo Consultivo de Ciencias y ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Además, encabeza el grupo mexicano que participa en el proyecto ALMA (Gran Arreglo Milimétrico de Atacama), el más ambicioso en la radioastronomía mundial.
¿Por qué es importante su hallazgo de las fuentes superlumínicas?
Descubrimos un nuevo tipo de fenómeno en el espacio, que es la expulsión de nubes de gas por cierto tipo de estrellas que se mueven muy cerca de la velocidad de la luz. Crean una especie de ilusión relativista, ya que parece moverse más rápido que la luz. Al hacer los cálculos, se da uno cuenta que no hay tal. Este hallazgo creó una nueva rama en la Astronomía, de la que ha habido incluso congresos internacionales. Es un campo muy aceptado y citado. Sin embargo, no estoy investigando en el campo que ayudé a crear.
¿Cuál es su campo de investigación?
Mi investigación consiste en estudiar el fenómeno de formación de estrellas, interpretando las ondas de radio que emiten. Las ondas de radio las podemos imaginar como ondas de luz que no ve el ojo humano, aunque nos dan información de la temperatura, el tamaño, la composición, las características de los cuerpos. Son ondas de radiación que tienen mucho en común con la luz. De hecho son el mismo fenómeno, pero no las puedo captar con el ojo. Básicamente es el mismo principio, es solamente otra ventana del espectro.
¿Allá en Mérida, ya le atraía la Astronomía?
Desde chico me gustaba mucho la ciencia en general, pero no fui de esos niños que les apasionara ver por el telescopio. A mí lo que me gustaba era la ciencia. Terminé siendo astrónomo por accidente. Lo que sí hacía era experimentos de química; me iba a comprar sustancias a la farmacia, aunque me resultaban cosas casi siempre peligrosas. Eso me gustaba mucho de joven.
¿Qué lo llevó a la radioastronomía?
Cuando terminé la carrera de Física en la UNAM, una astrónoma, Silvia Torres, me invitó a hacer la tesis con ella. Al terminar, me fui a la Universidad de Harvard con la idea de hacer astronomía óptica. Me di cuenta que eso había cambiado, y que no se usaba sólo la luz, sino que se usaban otras ondas de radiación, rayos x, y de manera muy particular, las ondas de radio.
Debió ser una experiencia única…
Tuve dos experiencias académicas muy fuertes. Primero, venir de la Universidad Autónoma de Yucatán a la UNAM. Aunque la de mi tierra es una buena universidad, no había en ese momento la cantidad de profesores de alto nivel y los laboratorios. Luego, ir a la Universidad de Harvard fue un salto cuántico. Allá estaban los mejores expertos mundiales, instrumentos, conferencias diarias. Harvard está ubicada en Cambridge, un pueblito maravilloso. Desafortunadamente, en México no hemos podido emular ese concepto de construir grandes universidades en pueblos pequeños.
¿No le dieron ganas de quedarse?
Claro. Me encantó la vida en la Universidad de Harvard, y cada año sabático regreso. Desde luego que oye uno el canto de las sirenas. Allá, la educación es la moneda de cambio y la superación académica es la norma. Uno sabe que al regresar, no existe ese ambiente en México… pero estoy muy contento en lo que hago.
¿Las universidades de Estados Unidos y Europa no son como una especie de ilusión, y luego, al volver, el choque con la realidad desconcierta?
Aunque es tentador quedarse, en mi época teníamos claro que había que regresar. Sí, regresar es un choque fuerte, y parece un mundo ideal, pero es tan real, como que los sueldos son muy bien remunerados, hay todos los avances y el instrumental. Existen grupos de investigación. Las universidades en EU y algunas de Europa son oasis de conocimiento, pero no son una torre de marfil, y aunque viven en mundos muy académicos, están fuertemente ligados a su comunidad.
Usted trabaja en temas apasionantes y al mismo tiempo, enigmáticos… vida extraterrestre, formación de estrellas. Nada convencional…
Cierto: lo primero que se le ocurre a uno es pensar que el Sol, la Luna, la Tierra, las estrellas, han estado ahí por siempre. Sin embargo todo está cambiando siempre, muy lentamente. El ser humano generalmente no ve cambios a lo largo de toda su vida. Entonces concluye que no hay cambios. Pero es una impresión errónea. Al estudiar el Universo se da uno cuenta que todo es cambio. Las estrellas como nuestro Sol no han existido desde siempre. Se formaron y van a tener una larga vida --está como a la mitad de su vida-- pero finalmente van a morir, es decir, van a dejar de tener reacciones termonucleares que les permiten emitir energía. Es “morir” entre comillas.
¿Ahora mismo hay estrellas recién nacidas?
Sí. Lo que nos ocurrió a nosotros hace 4 mil 500 millones de años, sucede en otros lados ahora mismo. Como no podemos regresar en el tiempo, podemos entender cómo sucedió estudiando lo que sucede hoy en esas nuevas estrellas. Hay gente que busca sentido en la religión, mientras el científico busca enmarcarse en el espacio y en el tiempo. Pero es importante saber cuándo nos formamos, qué condiciones existieron.
¿Realmente somos la única forma de vida en el Universo?
No hay una respuesta. Aunque es posible especular por simple estadística que puede haber millones de planetas con formas de vida en ellos, sólo tenemos evidencia de la nuestra. Debo decir que es una pregunta muy profunda, porque su respuesta va a cambiar absolutamente la forma en cómo nos vemos.
Son implicaciones igualmente profundas…
Si de alguna forma podemos comprobar que somos la única civilización, ello nos daría un lugar muy especial, queramos o no. La ciencia siempre ha tratado de ubicar al ser humano en la naturaleza, algunos piensan incluso que se ha tratado de negarle un lugar especial. Pero eso es muy reciente. Durante siglos, pensamos que la Tierra era el centro de todo el Universo. Luego se dijo que el Sol. Luego que la galaxia. El conocimiento sobre la verdadera dimensión de nuestro planeta necesitó siglos de observación y estudio. Creo que una respuesta de este tipo puede tardar siglos en generarse.
¿Y si estamos solos…?
Sería quizá muy extraño, pero ese convencimiento puede llevar a los humanos que vivan en ese momento a plantearse las cosas de forma diferente.
¿Qué tipo de vida debemos buscar… seres iguales a nosotros?
El estudio de los fenómenos naturales no tiene esa vertiente. Cada vez entendemos mejor a la naturaleza, pero es interesante que exista la posibilidad de que estudiemos el cosmos buscando específicamente si hay una contraparte, seres que se parezcan a nosotros o, como mínimo, vida en cualquier forma. Investigar si hay seres inteligentes –al menos con nuestro desarrollo tecnológico—capaces de emitir señales inteligentes, es bastante más ambicioso. La verdad es que, ya sea negativa o positiva la respuesta, nos va a decir muchísimo de la vida. Le va a dar un contexto distinto.
¿Por qué la gente en muchos países cree más en extraterrestres que en Dios?
Es muy intrigante. El fenómeno OVNI empezó hace muchos años, en los años 50, y finalmente, por los años 60, el gobierno de EU por la presión social, le pidió a un destacado grupo de científicos que investigara qué había detrás de todos esos reportes de avistamientos. Después de investigar las supuestas evidencias y entrevistar a todos los involucrados, llegaron a la conclusión de que la inmensa mayoría de los testimonios tenía una explicación científica o razonable. Quedó una muy pequeña fracción de reportes que realmente era muy difícil de explicar.
Usted es lo que podríamos llamar un observador profesional del cosmos… ¿cuál es su experiencia?
Como astrónomo he visto cosas raras en el cielo, pero a todas les he encontrado explicación. Nunca he visto nada que no me pueda explicar. Pero lo que me llama la atención es que hay testimonios de personas a las que es muy difícil concebir mintiendo. En estas afirmaciones hay algo raro, que merece quizá un abordaje multidisciplinario como fenómeno social. Mi impresión es que no hay un fenómeno real de extraterrestres visitándonos en naves. No hay evidencia dura, convincente, inequívoca, lo cual sería muy extraño de haber tantas naves como supuestos testigos.
¿Entonces, es algo más parecido a un fenómeno religioso, o psicológico?
Quizá los humanos sentimos, como sociedad, que no tenemos la capacidad de salir de los problemas que hemos creado o que no podemos controlar, y entonces, como en toda búsqueda religiosa, buscamos que algo o alguien nos ayude a solucionarlos. Los extraterrestres inteligentes serían una versión modificada de un sentimiento religioso, y quizá por eso la necesidad de una fuerza o ente milagroso, en esta forma, se estructure en la mente de tanta gente, y sea capaz de imaginar y complementar experiencias fraccionadas en testimonios muy vehementes.
Se dice que la creencia religiosa es algo inherente a la especie humana…
El misterio y la experiencia mística están en algún lugar del cerebro humano, cuya naturaleza tampoco es muy clara todavía para los neurobiólogos. Pero sin duda es un aspecto que se debe estudiar más a fondo, pues tiene gran impacto en algunos grupos sociales.
Como divulgador de la ciencia, usted ha dado conferencias muy exitosas sobre el tema de la vida extraterrestre... ¿cuál es su experiencia?
En mi última conferencia en El Colegio Nacional sobre el tema, estaba preocupado porque alguien fuera a levantarse a decir que estuvo con extraterrestres o que fue secuestrado. Es alentador que los asistentes que participaron y se acercaron después pidan que se combata ese tipo de fanatismos y charlatanerías.
Esta cultura científica tiene un peso específico sobre la cultura en general…
El problema es que la ciencia en México no se ha vinculado adecuadamente con la sociedad, y eso tiene muchos referentes. Por ejemplo, el más obvio es que no se ha logrado conectar con el sector productivo, y cada vez hay menos recursos para trabajar. Pero la verdad es que es un problema mucho más complejo que pedir más dinero. El apoyo social a la ciencia en otros países se da, en parte, porque las familias tienen una vinculación directa o tangible con las industrias de alta tecnología. En el propio Estados Unidos y en varios países de Europa, las industrias aeroespacial, farmacéutica, de alta tecnología en software, hardware, electrónica, o las actividades académicas, forman parte de la vida de las familias, y por ello, si el Estado o alguna coyuntura amenaza al financiamiento de la ciencia, la sociedad inmediatamente sale en su defensa. Aquí, no sucede eso, y en buena medida, también es culpa de la propia comunidad científica. No hemos conseguido que la ciencia se convierta en uno de los engranes que mueven a la sociedad. Estamos muy lejos de lograr esa red de intereses socialmente vinculantes entre ciencia, economía y cultura. Estamos muy lejos.
¿En materia de grandes descubrimientos, qué sigue…?
En la física, los últimos grandes descubrimientos fueron realizados en los inicios del siglo pasado. Desde luego, hay grandes preguntas, clásicas. Hay gran interés en reunir o hacer compatibles la relatividad y la física cuántica. En Astronomía, por ejemplo, la mayor parte del Universo está constituido por una materia llamada oscura, no la ordinaria, además del otro ingrediente, la energía oscura, que ni siquiera sabemos qué es. No sabemos si vamos a ver la respuesta a estas interrogantes en nuestra vida, y cuánto tiempo va a necesitar consolidar un descubrimiento así. En la teoría unificada, por ejemplo, algunos intentos vienen de la época de Einstein. En materia de mecánica cuántica se necesitaron 40 años para empezar a comprobar algunos supuestos.
¿Lo mismo va a ocurrir con la búsqueda de formas de vida en otras partes del Universo?
Poco a poco se va avanzado. Por ejemplo, se encontraron muy recientemente planetas en otras estrellas. Está por determinarse si son del tipo terrestre. El camino, en todo caso, puede ser muy largo.
Egresado de la UNAM, hizo su doctorado en Astronomía en la Universidad de Harvard, en donde realizó años después su principal contribución a la ciencia: descubrió la primera fuente superlumínica en nuestra Galaxia, por lo que es reconocido como el astrónomo de un país en desarrollo más citado de la historia.
Estas fuentes superlumínicas expulsan nubes de gas que parecen moverse más rápido que la luz. Su estudio ha proporcionado información nueva sobre los procesos físicos en la cercanía de un hoyo negro, así como la naturaleza de las expulsiones relativistas (esto es, con velocidades cercanas a la de la luz) en el Cosmos.
Divulgador de la ciencia de gran éxito, tiene la mente abierta para tratar de entender los fenómenos sociales alrededor de la supuesta existencia de OVNIS, así como otros enigmas que fascinan a todo tipo de sociedades.
Nació en Mérida, y es investigador en el Centro de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, situado en Morelia, del cual fue fundador y primer director. Pertenece al Consejo Consultivo de Ciencias y ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes. Además, encabeza el grupo mexicano que participa en el proyecto ALMA (Gran Arreglo Milimétrico de Atacama), el más ambicioso en la radioastronomía mundial.
¿Por qué es importante su hallazgo de las fuentes superlumínicas?
Descubrimos un nuevo tipo de fenómeno en el espacio, que es la expulsión de nubes de gas por cierto tipo de estrellas que se mueven muy cerca de la velocidad de la luz. Crean una especie de ilusión relativista, ya que parece moverse más rápido que la luz. Al hacer los cálculos, se da uno cuenta que no hay tal. Este hallazgo creó una nueva rama en la Astronomía, de la que ha habido incluso congresos internacionales. Es un campo muy aceptado y citado. Sin embargo, no estoy investigando en el campo que ayudé a crear.
¿Cuál es su campo de investigación?
Mi investigación consiste en estudiar el fenómeno de formación de estrellas, interpretando las ondas de radio que emiten. Las ondas de radio las podemos imaginar como ondas de luz que no ve el ojo humano, aunque nos dan información de la temperatura, el tamaño, la composición, las características de los cuerpos. Son ondas de radiación que tienen mucho en común con la luz. De hecho son el mismo fenómeno, pero no las puedo captar con el ojo. Básicamente es el mismo principio, es solamente otra ventana del espectro.
¿Allá en Mérida, ya le atraía la Astronomía?
Desde chico me gustaba mucho la ciencia en general, pero no fui de esos niños que les apasionara ver por el telescopio. A mí lo que me gustaba era la ciencia. Terminé siendo astrónomo por accidente. Lo que sí hacía era experimentos de química; me iba a comprar sustancias a la farmacia, aunque me resultaban cosas casi siempre peligrosas. Eso me gustaba mucho de joven.
¿Qué lo llevó a la radioastronomía?
Cuando terminé la carrera de Física en la UNAM, una astrónoma, Silvia Torres, me invitó a hacer la tesis con ella. Al terminar, me fui a la Universidad de Harvard con la idea de hacer astronomía óptica. Me di cuenta que eso había cambiado, y que no se usaba sólo la luz, sino que se usaban otras ondas de radiación, rayos x, y de manera muy particular, las ondas de radio.
Debió ser una experiencia única…
Tuve dos experiencias académicas muy fuertes. Primero, venir de la Universidad Autónoma de Yucatán a la UNAM. Aunque la de mi tierra es una buena universidad, no había en ese momento la cantidad de profesores de alto nivel y los laboratorios. Luego, ir a la Universidad de Harvard fue un salto cuántico. Allá estaban los mejores expertos mundiales, instrumentos, conferencias diarias. Harvard está ubicada en Cambridge, un pueblito maravilloso. Desafortunadamente, en México no hemos podido emular ese concepto de construir grandes universidades en pueblos pequeños.
¿No le dieron ganas de quedarse?
Claro. Me encantó la vida en la Universidad de Harvard, y cada año sabático regreso. Desde luego que oye uno el canto de las sirenas. Allá, la educación es la moneda de cambio y la superación académica es la norma. Uno sabe que al regresar, no existe ese ambiente en México… pero estoy muy contento en lo que hago.
¿Las universidades de Estados Unidos y Europa no son como una especie de ilusión, y luego, al volver, el choque con la realidad desconcierta?
Aunque es tentador quedarse, en mi época teníamos claro que había que regresar. Sí, regresar es un choque fuerte, y parece un mundo ideal, pero es tan real, como que los sueldos son muy bien remunerados, hay todos los avances y el instrumental. Existen grupos de investigación. Las universidades en EU y algunas de Europa son oasis de conocimiento, pero no son una torre de marfil, y aunque viven en mundos muy académicos, están fuertemente ligados a su comunidad.
Usted trabaja en temas apasionantes y al mismo tiempo, enigmáticos… vida extraterrestre, formación de estrellas. Nada convencional…
Cierto: lo primero que se le ocurre a uno es pensar que el Sol, la Luna, la Tierra, las estrellas, han estado ahí por siempre. Sin embargo todo está cambiando siempre, muy lentamente. El ser humano generalmente no ve cambios a lo largo de toda su vida. Entonces concluye que no hay cambios. Pero es una impresión errónea. Al estudiar el Universo se da uno cuenta que todo es cambio. Las estrellas como nuestro Sol no han existido desde siempre. Se formaron y van a tener una larga vida --está como a la mitad de su vida-- pero finalmente van a morir, es decir, van a dejar de tener reacciones termonucleares que les permiten emitir energía. Es “morir” entre comillas.
¿Ahora mismo hay estrellas recién nacidas?
Sí. Lo que nos ocurrió a nosotros hace 4 mil 500 millones de años, sucede en otros lados ahora mismo. Como no podemos regresar en el tiempo, podemos entender cómo sucedió estudiando lo que sucede hoy en esas nuevas estrellas. Hay gente que busca sentido en la religión, mientras el científico busca enmarcarse en el espacio y en el tiempo. Pero es importante saber cuándo nos formamos, qué condiciones existieron.
¿Realmente somos la única forma de vida en el Universo?
No hay una respuesta. Aunque es posible especular por simple estadística que puede haber millones de planetas con formas de vida en ellos, sólo tenemos evidencia de la nuestra. Debo decir que es una pregunta muy profunda, porque su respuesta va a cambiar absolutamente la forma en cómo nos vemos.
Son implicaciones igualmente profundas…
Si de alguna forma podemos comprobar que somos la única civilización, ello nos daría un lugar muy especial, queramos o no. La ciencia siempre ha tratado de ubicar al ser humano en la naturaleza, algunos piensan incluso que se ha tratado de negarle un lugar especial. Pero eso es muy reciente. Durante siglos, pensamos que la Tierra era el centro de todo el Universo. Luego se dijo que el Sol. Luego que la galaxia. El conocimiento sobre la verdadera dimensión de nuestro planeta necesitó siglos de observación y estudio. Creo que una respuesta de este tipo puede tardar siglos en generarse.
¿Y si estamos solos…?
Sería quizá muy extraño, pero ese convencimiento puede llevar a los humanos que vivan en ese momento a plantearse las cosas de forma diferente.
¿Qué tipo de vida debemos buscar… seres iguales a nosotros?
El estudio de los fenómenos naturales no tiene esa vertiente. Cada vez entendemos mejor a la naturaleza, pero es interesante que exista la posibilidad de que estudiemos el cosmos buscando específicamente si hay una contraparte, seres que se parezcan a nosotros o, como mínimo, vida en cualquier forma. Investigar si hay seres inteligentes –al menos con nuestro desarrollo tecnológico—capaces de emitir señales inteligentes, es bastante más ambicioso. La verdad es que, ya sea negativa o positiva la respuesta, nos va a decir muchísimo de la vida. Le va a dar un contexto distinto.
¿Por qué la gente en muchos países cree más en extraterrestres que en Dios?
Es muy intrigante. El fenómeno OVNI empezó hace muchos años, en los años 50, y finalmente, por los años 60, el gobierno de EU por la presión social, le pidió a un destacado grupo de científicos que investigara qué había detrás de todos esos reportes de avistamientos. Después de investigar las supuestas evidencias y entrevistar a todos los involucrados, llegaron a la conclusión de que la inmensa mayoría de los testimonios tenía una explicación científica o razonable. Quedó una muy pequeña fracción de reportes que realmente era muy difícil de explicar.
Usted es lo que podríamos llamar un observador profesional del cosmos… ¿cuál es su experiencia?
Como astrónomo he visto cosas raras en el cielo, pero a todas les he encontrado explicación. Nunca he visto nada que no me pueda explicar. Pero lo que me llama la atención es que hay testimonios de personas a las que es muy difícil concebir mintiendo. En estas afirmaciones hay algo raro, que merece quizá un abordaje multidisciplinario como fenómeno social. Mi impresión es que no hay un fenómeno real de extraterrestres visitándonos en naves. No hay evidencia dura, convincente, inequívoca, lo cual sería muy extraño de haber tantas naves como supuestos testigos.
¿Entonces, es algo más parecido a un fenómeno religioso, o psicológico?
Quizá los humanos sentimos, como sociedad, que no tenemos la capacidad de salir de los problemas que hemos creado o que no podemos controlar, y entonces, como en toda búsqueda religiosa, buscamos que algo o alguien nos ayude a solucionarlos. Los extraterrestres inteligentes serían una versión modificada de un sentimiento religioso, y quizá por eso la necesidad de una fuerza o ente milagroso, en esta forma, se estructure en la mente de tanta gente, y sea capaz de imaginar y complementar experiencias fraccionadas en testimonios muy vehementes.
Se dice que la creencia religiosa es algo inherente a la especie humana…
El misterio y la experiencia mística están en algún lugar del cerebro humano, cuya naturaleza tampoco es muy clara todavía para los neurobiólogos. Pero sin duda es un aspecto que se debe estudiar más a fondo, pues tiene gran impacto en algunos grupos sociales.
Como divulgador de la ciencia, usted ha dado conferencias muy exitosas sobre el tema de la vida extraterrestre... ¿cuál es su experiencia?
En mi última conferencia en El Colegio Nacional sobre el tema, estaba preocupado porque alguien fuera a levantarse a decir que estuvo con extraterrestres o que fue secuestrado. Es alentador que los asistentes que participaron y se acercaron después pidan que se combata ese tipo de fanatismos y charlatanerías.
Esta cultura científica tiene un peso específico sobre la cultura en general…
El problema es que la ciencia en México no se ha vinculado adecuadamente con la sociedad, y eso tiene muchos referentes. Por ejemplo, el más obvio es que no se ha logrado conectar con el sector productivo, y cada vez hay menos recursos para trabajar. Pero la verdad es que es un problema mucho más complejo que pedir más dinero. El apoyo social a la ciencia en otros países se da, en parte, porque las familias tienen una vinculación directa o tangible con las industrias de alta tecnología. En el propio Estados Unidos y en varios países de Europa, las industrias aeroespacial, farmacéutica, de alta tecnología en software, hardware, electrónica, o las actividades académicas, forman parte de la vida de las familias, y por ello, si el Estado o alguna coyuntura amenaza al financiamiento de la ciencia, la sociedad inmediatamente sale en su defensa. Aquí, no sucede eso, y en buena medida, también es culpa de la propia comunidad científica. No hemos conseguido que la ciencia se convierta en uno de los engranes que mueven a la sociedad. Estamos muy lejos de lograr esa red de intereses socialmente vinculantes entre ciencia, economía y cultura. Estamos muy lejos.
¿En materia de grandes descubrimientos, qué sigue…?
En la física, los últimos grandes descubrimientos fueron realizados en los inicios del siglo pasado. Desde luego, hay grandes preguntas, clásicas. Hay gran interés en reunir o hacer compatibles la relatividad y la física cuántica. En Astronomía, por ejemplo, la mayor parte del Universo está constituido por una materia llamada oscura, no la ordinaria, además del otro ingrediente, la energía oscura, que ni siquiera sabemos qué es. No sabemos si vamos a ver la respuesta a estas interrogantes en nuestra vida, y cuánto tiempo va a necesitar consolidar un descubrimiento así. En la teoría unificada, por ejemplo, algunos intentos vienen de la época de Einstein. En materia de mecánica cuántica se necesitaron 40 años para empezar a comprobar algunos supuestos.
¿Lo mismo va a ocurrir con la búsqueda de formas de vida en otras partes del Universo?
Poco a poco se va avanzado. Por ejemplo, se encontraron muy recientemente planetas en otras estrellas. Está por determinarse si son del tipo terrestre. El camino, en todo caso, puede ser muy largo.
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